Bonita clase la
de hoy.
Al igual que
cada una de las clases de educación del movimiento, la de hoy no se ha quedado
atrás sino que ha superado a todas; ha sido diferente, sí, pero sobretodo
emotiva.
La autoevaluación
de hoy no sólo se ha centrado en decir nuestra nota y el por qué de esa nota,
sino que también se ha hecho alusión a la parte emotiva y sentimental, cosa que
nos ha hecho estar más cerca de nuestros compañeros y conocerlos más allá de su
nombre o la parte física.
La disposición
en círculo nos facilitaba ver a nuestros compañeros/as cuando leían sus
autoevaluaciones u opinaban acerca de las autoevaluaciones de los compañeros.
Podíamos percibir cada uno de sus gestos; a unos les temblaba el cuerpo entero
y a otros hasta la voz...
Estaban
nerviosos, pero no los nervios típicos de un examen, sino esos nervios que
sientes al expresar tus sentimientos y tus pensamientos frente a las personas.
A mí como a muchas personas expresar nuestros pensamientos y emociones nos
resulta algo difícil.
Al principio
nadie quería hablar ni leer, pero Josep, ha empezado y ha conseguido romper
el hielo por así decirlo. Ha leído su autoevaluación, una autoevaluación
muy personal que nos ha hecho empatizar con él. Tras él han ido levantándose
más manos para poder leer sus autoevaluaciones. Todas aportaban algo diferente,
algunas eran más personales que otras, pero con todas me he sentido
identificada totalmente. Todos teníamos pensamientos parecidos acerca de lo que
nos ha parecido la asignatura y lo que nos ha aportado. Ha habido gran
diversidad de opiniones y también ha habido críticas dirigidas al profesor y a
los propios alumnos, todas ellas constructivas y con el fín de mejorar para un
futuro.
Me ha encantado
haber dado esta asignatura, aunque el que ha hecho de la asignatura algo
especial es tener a Víctor como profesor de la asignatura, tanto por su
implicación en todo momento, como por su metodología tan diferente, reflexiva y
atractiva que nos ha aportado tanto a todos.